Hace tiempo se tenía el concepto de que los niños eran adultos en miniatura y debían por tanto actuar acorde. Hoy día existe una mayor sensibilidad a las diferencias en el desarrollo infantil y otras etapas de desarrollo en el ciclo de la vida humana. Hay muchas diferencias entre el proceso de la pena en los niños y en los adultos. Lo primordial no es si los niños experimentan o no pesar y duelo, sino como lo manifiestan.
Explicación de la muerte
El guardar silencio acerca de la muerte (lo cual indica que el tópico es tabú) no ayuda al niño a adaptarse a la pérdida. Cuando hable con un niño de la muerte, la explicación debe mantenerse tan simple y directa como sea posible. Se les debe hablar con honestidad y con detalles suficientes para el nivel de comprensión a su edad y etapa de desarrollo. A los niños debe dárseles seguridad, ya que frecuentemente se preocupan de si van a morir también, o si es el resto de la familia quien va a morir. Las respuestas deben ser honestas y directas y se debe estar seguro de que el niño procesa la información.
Lenguaje Correcto
A pesar de lo difícil que es iniciar una conversación sobre la muerte con los niños, esta conversación debe incluir las palabras apropiadas como (“cáncer”, “muerte”, “murió”). Eufemismos tales como (“está dormido”, “lo perdimos”, “se fue al más allá”) no deben usarse porque tienden a mal interpretarse y a confundir al niño.
Planificación del rito
Después de una muerte los niños pueden y deben ser incluidos en el proceso de duelo y los planes del rito. A pesar de que los niños no deberían ser nunca forzados a participar en el proceso de duelo, se les debe animar a participar en aquellos aspectos en los que se sientan cómodos. La familia doliente podría estar muy ocupada con su propia pena, por lo que es mejor escoger un adulto de confianza o familiar cercano que ayude al niño durante el proceso.
Autor: MV Adelaida A. Goldman
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