¿Qué es un gato feral?
Un gato feral es un gato que ha regresado a un cierto grado de estado silvestre. Tales gatos, provenientes de gatos domésticos se han perdido o los han abandonado, han aprendido vivir al aire libre o en inmuebles tales como almacenes, fábricas, edificios abandonados y graneros.
Se adaptan tanto a las áreas urbanas como a las rurales, estableciéndose en callejones, estacionamientos de autos, y embarcaderos, tan solo para nombrar algunos lugares. En la mayoría de los casos, los gatos ferales no son totalmente silvestres, porque todavía dependen de la gente para su alimentación, lo mismo si la fuente es un cuidador de gatos que se le acerca una o dos veces al día, que un contenedor fuera de un restaurante, latas de basura o similares. Relativamente pocos gatos ferales subsisten solamente de la caza.
Cuán silvestre es un gato feral depende de varios factores:
- La edad del gato. Después de seis o siete semanas, la capacidad de socializar de un gatito comienza a disminuir.
- Cuántas generaciones en el ancestro de ese gato particular han vivido fuera de un hogar humano es otro factor importante. Un gato proveniente de una madre que era domestica, tenderá a ser menos silvestre que un gato que provenga de cinco generaciones de gatos al aire libre.
- La intensidad del contacto humano es un tercer factor. Si los gatos tienen contacto regular con las personas, serán menos silvestres que si viven en un lugar donde hay poca o ninguna relación.
- Finalmente, la personalidad individual del gato debe ser considerada. De vez en cuando, un gato proveniente de muchas generaciones de gatos ferales, con poco contacto con las personas, será absolutamente amistoso. Sin embargo ésta es una excepción.
Es importante reconocer que si un gato es asilvestrado, la opción más compasiva será permitir que siga viviendo al aire libre y aplicarle la metodología TNR. Tratar de domesticar a tal gato es similar a intentar hacer de una ardilla o un mapache un animal de compañía —puede ser que se tenga algún éxito, pero nunca será completo y solamente con mucho tiempo y paciencia. Por otra parte, no se le estaría permitiendo al animal que viva de la manera que más le satisface.
Muchas personas bien intencionadas, convencidas de que “salvan” a un gato feral llevándolo a la casa, condenan a la pobre criatura a una vida debajo de la cama y a un miedo permanente. Es mejor una vida plena, aún con riesgos, pero en libertad.
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Este manual fue preparado por Neighborhood Cats [Gatos del Vecindario] de la ciudad de Nueva York:
Un recurso adicional para la información sobre gatos callejeros es el manual de HSUS: Community Approaches to Feral Cats: Problems, Alternatives & Recommendations, de Margaret R. Slater.
Seccionado y adaptado por Adoptagdl