El animal comunitario o la responsabilidad de todos

Tener un animal en casa, además de compañía y muchas alegrías, representa principalmente responsabilidades: comida, cuidados, baños, paseos, medicinas, limpieza y gastos. No en vano las protectoras y los grupos de rescate enfatizan en que pensemos en ser responsables si tenemos o estamos pensando en adoptar una mascota. Pero, ¿y si el animal no es tuyo ni de los vecinos? ¿De quién es la responsabilidad si el animal no es de “nadie”? La decisión y las acciones para ayudarlo no deben venir necesariamente de una sola persona, pueden ser acciones hechas entre varios. Así, este animal desamparado se convierte en “animal comunitario”, al que entre varios se atiende y cuida, o sea que se convierte en una responsabilidad de muchos. Una persona puede estar más involucrada que otra, mientras que algunos sólo aporten económicamente algo. Lo más importante es ver en el animal no un problema, sino un elemento más de la comunidad. En casa, yo pude ver un ejemplo:

Hace más de 15 años, a la casa de mi abuela llegó una gatita joven, como de tres años. Venía embarazada. Mi familia siempre ha dado asilo a animales en estas situaciones, y esa vez no fue la excepción. A la gatita se le adaptó un techo y una cama; se le arrimó comida y agua limpia. Mi tía la veterinaria la revisaba frecuentemente. Tuvo tres bebes, todos hermosos, todos pequeños, todos vulnerables. Si bien los gatitos no entraron a la casa nunca, se les adaptó un lugar digno en el jardín para que pudieran vivir cómodamente y se les esterilizó a todos a su tiempo. La responsabilidad con estos gatos no sólo ha quedado en manos de una familia, ya que unas vecinas les dan de comer cuando salen de vacaciones. Otros vecinos, si bien no hacen directamente algo, los respetan y eso hace una gran diferencia.

Habla con tus vecinos y organícense, todos pueden hacer algo. Si tú te comprometes a llevarlo a su esterilización, otra persona puede juntar algo de fondos. También pueden comprometerse a siempre tenerle agua limpia y comida, y un arenero limpio en caso de gatos y a recoger las heces en caso de perros. Pueden adecuarle un techo donde resguardarse del sol y la lluvia (algo sencillo con una cobijita o toalla vieja) en el jardín o en una cochera y ponerles un collar con placa de identificación. Pueden conseguir las vacunas gratuitas en las campañas de de vacunación y también la esterilización en los servicios públicos. Es muy importante informarle al personal de los servicios públicos de control animal que no retiren al animal, pues es un “animal comunitario”, o sea, tiene dueño, o en este caso, varios dueños.

Una mascota comunitaria no sólo tiene que ser responsabilidad de los vecinos, también puede ser de tu familia o de tu grupo de amigos. El respeto y el cuidado por estos animales no sólo hará una diferencia en sus vidas, sino que transformará de a poco la cultura de la tenencia responsable en nuestra sociedad. Un importante resultado de todo esto es lograr cambiar la imagen de estos animales: de ser una molestia, a ser responsabilidad de todos, pues además dan un beneficio: controlan las plagas y/o dan protección al lugar.

Después de 15 años todavía sobrevive una gatita de la camada, Preciosa, la más dulce y tranquila de todos. Tiene sus años y sigue viviendo en su casita en el jardín de la casa de mi abuela.

Paulina Lamas Oliva
Foto: Preciosa, gata comunitaria.
Escrito para su publicación en Adoptagdl

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