Aproximadamente un 15% de los perros que tenemos como mascotas sufren un desorden de comportamiento llamado ansiedad por separación, que se desata cuando se quedan solos. Estos perros parecen “enloquecer” cuando sus dueños salen de la casa y se comportan de manera inadecuada; rompen cosas, orinan o defecan en sitios prohibidos o ladran o aúllan sin cesar.
No está bien determinado cual es el origen de este problema, pero se supone que es una suma de factores. Hablamos siempre de un perro inseguro y muy apegado a sus dueños. Según algunos estudios llevados a cabo en Inglaterra, muchos de los perros que padecen ansiedad por separación no han sido correctamente socializados en el período que va entre los 5 y los 10 meses.
Es importante que los perros se relacionen con diferentes personas en este tiempo para desarrollar un carácter seguro y confiado. Al mismo tiempo es bueno que pasen algún período solos cada día para aprender a esperar tranquilos porque saben que el dueño regresará. También parece haber una incidencia mayor en perros que conviven con una sola persona que en los que lo hacen con un grupo familiar.
Los signos mencionados al principio son los más frecuentes: destructividad, pérdida de hábitos de higiene y vocalización excesiva. Pero también hay otras manifestaciones que nos deben llamar la atención, por ejemplo: salivación excesiva, automutilación (por lamido constante), alteraciones gastrointestinales (vómitos o diarrea), hiperactividad o inactividad, falta de apetito, etc., todo esto observado en ausencia del propietario.
Hay perros que manifiestan estos signos cuando el dueño no está, aunque haya otra persona presente, mientras que otros solo sienten esa “ansiedad” cuando se quedan completamente solos.
Para el tratamiento de los perros con este problema existen cuatro abordajes que pueden combinarse para lograr el mejor resultado posible. Estos son:
Modificación del entorno: consiste en sociabilizar al perro y realizar un entrenamiento para acostumbrarlo gradualmente a no sufrir por la ausencia de su dueño. Se comienza con salidas muy cortas, regresando en pocos minutos para que el perro no llegue a sentirse ansioso. Cuando se queda solo se le dejan golosinas, algún juguete favorito, juguetes con galletas escondidas en su interior para atraer su atención por un tiempo prolongado, música, etc. Paulatinamente se va aumentando el período de ausencia, siempre con los “sobornos” hasta conseguir que el perro se sienta confiado y sepa que el dueño regresará.
También se recomienda aumentar el tiempo de paseo, así el perro se cansa y además el ver a otras personas y animales sin sentir miedo le hace ganar confianza en sí mismo. En los perros que tienen fobia a estar solos, la adopción de otra mascota puede tener resultados fabulosos.
Tratamiento farmacológico: la droga de elección para este trastorno es la clomipramina. Es muy efectiva y ha sido ampliamente usada y estudiada. Es ideal asociarla con la modificación del entorno para obtener resultados más rápidos mientras se realiza el entrenamiento del perro. Existen otras drogas que se pueden utilizar en casos severos donde la clomipramina no funcione. Estas son las bezodiacepinas, antidepresivos tricíclicos e inhibidores de la monoaminooxidasa, que usados en combinación pueden mejorar los efectos obtenidos. Consulta a tu veterinario sobre el problema de tu perro para que juntos decidan cuál es el mejor tratamiento para su recuperación.
Uso de feromonas: estos productos se han comenzado a usar recientemente y forman un campo muy prometedor para el tratamiento de muchos trastornos del comportamiento. Se comercializa como feromona apaciguadora canina o DAP (dog appeasing pheromone), para el tratamiento de miedos y conductas asociadas al estrés en los perros. Se trata de un análogo sintético de la hormona segregada por las hembras para apaciguar y reconfortar a sus crías.
Hasta ahora se han obtenido resultados muy similares a la clomipramina, pero este es un producto más inocuo y fácil de administrar, ya que simplemente se conecta a un tomacorriente y las feromonas se esparcen por el aire en un ambiente de 50 a 70 m3. Se recomienda también asociarlo a la modificación del entorno mencionada en el primer punto.
Uso de terapias alternativas: puede ser muy útil consultar a un veterinario homeópata, ya que esta medicina tiene un abordaje integral del paciente y puede resolver este síntoma mediante la repertorización de tu mascota. Estas terapias suelen ser lentas, pero su efecto es duradero.
Otra opción son las Flores de Bach, que funcionan modificando las emociones que están alteradas, en este caso el miedo, la dependencia del dueño y la falta de confianza del perro en sí mismo. En ambos casos hay que acompañar la terapia con la modificación del ambiente.
En definitiva, esta es una patología muy molesta, pero que con el tratamiento apropiado y buena disposición de los dueños para llevar a cabo una modificación del ambiente y los hábitos del perro, tiene un alto porcentaje de recuperación. Aparentemente los perros que han sido abandonados o adoptados en albergues requieren un tratamiento más intensivo, con la combinación de dos o más de las terapias mencionadas o con un tratamiento algo más prolongado.
por Dra Isabel Iglesias
http://www.amordemascota.com/article171.html