Causas y tipos.
Respecto a las causas, puede ser debida a varios problemas médicos tales como la insuficiencia pancreática, la pancreatitis, las infecciones intestinales, el síndrome de malabsorción o el exceso de alimentos excesivamente grasos. Sin embargo, en la mayoría de estos contextos, otras señales acompañan al hecho de ingerir las heces, particularmente la diarrea. La coprofagia se presenta normalmente con un aspecto de poca importancia unido a esta serie de dolencias.
Se establecen tres tipos de coprofagia. En primer lugar, está la autocoprofagia, es decir, cuando se trata de un perro que se come su propio excremento. Por otro lado, encontramos la coprofagia intraespecífica, que se refiere a un ejemplar que ingiere la materia fecal de otro dentro de su propia especie. Por último, hallamos la coprofagia interespecífica, aquella en la que el animal se come las heces de otra especie.
Posibles explicaciones
Estas son algunas de las razones que esgrimen los expertos:
Buscando la atención:
Cuando el perro practica la coprofagia, el dueño tiende a retarlo y por consiguiente, le presta atención. Esto puede ser una secuela de una enfermedad que tuvo como síntoma la coprofagia. Una vez solucionada la dolencia, es posible que el animal continúe con la costumbre de comer heces con el objetivo de recibir la atención del dueño. Esto es improbable en animales bien tratados.
Conducta sabia: es posible que el can observe a otros de su especie llevar a cabo este comportamiento y les imite. De tal modo, desarrolla el aprendizaje de otros perros dentro de la casa o de vecinos.
Conducta maternal: una perra que acabe de dar a luz, practicará la coprofagia con sus cachorros. Se trata de una conducta muy normal que atiende a varias teorías. Una de ellas afirma que la madre lo hace para mantener el lugar lo más limpio posible, es decir, una práctica higiénica que en estado salvaje aleja a los depredadores. Otra hipótesis señala que esta actividad forma parte del estímulo necesario para desencadenar los reflejos de micción y defecación en los recién nacidos mediante el masaje en la zona.
Conducta de la dominancia:
Se han dado casos de perros sumisos que consumen el excremento de los más dominantes dentro de la misma casa. Hay otros ejemplos en la naturaleza donde los miembros dóciles de un grupo desarrollan estas prácticas.
Frecuencia y calidad del alimento: muchas personas sólo alimentan al perro una vez al día, otras postulan que a los canes se les debe administrar comidas múltiples a lo largo del día y otras no establecen una frecuencia determinada. Es importante que los alimentos balanceados que le compres sean de reconocida calidad. Al margen de que una falta de fibra en la dieta podría derivar en coprofagia, nuestra mascota puede comenzar a practicarla como costumbre para complementar su horario de comida y cumplir esta necesidad.
Variedad de tratamientos.
Si la coprofagia persiste, lo más recomendable es que acudas al veterinario para que compruebe el estado de salud de tu perro y determine cómo hacer que la coprofagia sea simplemente un episodio pasajero. No obstante, aquí recogemos algunos de los tratamientos e indicaciones más frecuentes:
Tiernizadores de carne (enzimas digestivas):
Algunas personas agregan enzimas a la dieta de un animal coprófago. La sospecha es que estas enzimas funcionan mal y llevan a que el perro ingiera su excremento para conseguir una entrada apropiada de nutrientes. Sin embargo, otros informes avalan este método.
Otros aditivos:
Existen varias docenas de tratamientos químicos encaminados a evitar la coprofagia, incluso remedios de homeopatía. Algunos suplementos naturales que se han sugerido incluyen la calabaza, la menta, la papaya, la semilla de anís y la piña.
Bozal: si tu perro realiza esta conducta cuando está solo o come el excremento cuando lo sacas a la calle, un bozal puede ser una solución práctica al problema. Si lo tolera bien, el perro podrá llevarlo puesto por períodos extendidos de tiempo. Ésta puede ser una de las maneras más directas de tratar con un perro que es coprófago y difícil de supervisar.
Espera: algunos casos admiten que, al ser una conducta que ocurre a menudo en perros jóvenes, lo único que hay que hacer es esperar a que crezca.
En general, la coprofagia es un hábito que molesta a los dueños. Lo más crítico es la posibilidad de ingerir parásitos internos. Normalmente, esto sucede sólo si el perro come el excremento de canes desconocidos infestados o las heces de animales salvajes. Desparasitando frecuentemente los animales, se evitará el riesgo de contraerlos. Por otro lado, es posible que se transmitan otros organismos como el Toxoplasma, presente en las deposiciones de los gatos y causante de la toxoplasmosis. Es esencial que mantengas al perro lejos de la bandeja sanitaria de los felinos domésticos que tengas en casa.
También es posible que las heces, si están mucho tiempo sin retirarse, pueden infestarse con larvas de mosca, bacterias, hongos, etc. Aleja a tu mejor amigo de las heces que encuentre durante el paseo y retira cualquier excremento viejo lo más pronto posible si tienes en tu hogar una zona exterior. Algunas enfermedades virales caninas importantes también pueden ser transmitidas por vía fecal-oral y la infección podría ser el resultado de coprofagia intraespecífica de perros infectados. La hepatitis y la parvovirosis son dos dolencias muy serias que pueden transmitirse de esta manera.
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