¡ Los Reyes Magos me trajeron un perrito !

“Luis bajó corriendo con la misma ilusión que cualquier niño de siete años para ver qué le habían traído los Reyes Magos, al pie del iluminado árbol había varias cajas maravillosamente envueltas. De entre ellas destacaba una hermosa canasta de mimbre, estaba seguro de que allí había lo que con más fervor les había pedido a esos tres hombres que siempre complacían sus deseos.
 

Los primeros días Max, como lo llamaron, fue la alegría de la casa, iban de aquí para allá con él, lo presumían a los amigos, lo enseñaron a subir a la cama, a los sillones, le daban a probar toda clase de alimentos, rompía los zapatos y era tan gracioso verlo con el hocico lleno de hojas de las flores de mamá.

Los demás regalos podían esperar, lleno de emoción descubrió que dentro de la canasta se encontraba lo más parecido a una bolita de algodón, peludo, pequeño, dormido.

Luisito lo extrajo y con su dulce voz gritó: “¡Un perrito!“. Exacto, ahí estaba adormilado, bostezando, exhalando aún un dulce aroma a leche materna; sus padres creyeron que era el mejor regalo que los Reyes Magos habían podido llevar a su hijo después de tantas suplicas por tener un perro.

Se olvidaron de educarlo o quizá ignoraban que debían hacerlo. Con el pasar de los meses Max creció, ya no lo cubría ese pelo sedoso y suave, las mordidas comenzaron a doler y sus juegos a lastimar; que comiera zapatos o destrozara plantas dejó de ser gracioso, igual que el pelo en los sillones, la cama y la ropa.

Se volvió una carga tener que limpiar una y otra vez el piso donde Max hacía sus necesidades. Pronto, llegó el cumpleaños de Luis, entre los regalos, recibió un videojuego que capturó toda su atención, aunque prometió ser responsable con Max, la idea de superar el siguiente nivel del juego le impidió cumplir con su olvidado amigo.”
Esta es una historia que año con año se repite en cientos de hogares.

Muchos padres responderán a la oferta de criadores de patio que venden sus “productos” en bazares, avenidas principales o en tiendas de mascotas que exhiben hermosos y carísimos cachorros, todos, los de la calle y los de los comercios, destetados anticipadamente, algunos, con enfermedades que son consecuencia de la cruza entre consanguíneos, de la falta de vacunas y desparasitaciones. Así, el “producto”, además del sufrimiento, suele padecer enfermedades mortales.

Los que logran sobrevivir, luego se enfrentan a la decisión de la familia de abandonarlos, en los meses posteriores a enero, los albergues se llenan de perros, gatos y otras mascotas, que son llevados a la cruel eutanasia; los teléfonos de los refugios suenan incesantemente, la gente quiere saber si puede abandonar allí a su mascota, sin considerar que todos estos lugares están saturados.

Otros se toman la molestia de investigar los datos de protectores independientes y llaman diciendo: “Tengo un perrito que ya no quiero, ¿crees que le puedas conseguir una casa?“.

En las calles es posible ver ejemplares de diversas “razas” deambulando, criollos y puros son igualmente abandonados, muertos, atropellados, envenenados, a algunos los amarran en los árboles de los bosques o los jardines, los suben al coche y los dejan en las calles de colonias cercanas, o más lejos, quizá en una carretera, en un punto de no retorno.

Antes de adquirir a un animal de compañía, ENTIENDE que tener una mascota es una responsabilidad para toda su vida: dos, cinco, 15 años, o más.
Decir “sí” a un ser vivo es comprometerse, aceptar que es un integrante más de la familia, uno que necesita cuidado, atención, tiempo, educación, revisiones médicas y mucho amor.
 

 

Para obsequiar una mascota, cualquiera que sea la fecha, piénsalo bien, planéalo, infórmate de todo lo necesario sobre sus cuidados, su desarrollo, el tamaño que logrará de adulto y costos de mantenimiento.

Piensa que al regalar un animalito, la responsabilidad la entregarás a esa persona a la que obsequiarás ¿Sabes si podrá con esas responsabilidades? ¿Si tiene los recursos para mantener a un peludo durante tantos años?.

Sé consciente de que un animal es un ser vivo: siente, respira y merece ser respetado. Si después de eso conservas la idea de regalar una mascota, no fomentes la crianza irresponsable ¡ADOPTA UN PERRO!
Fuente: Blogs – El Universal

http://mund0-f3liz.blogspot.com/2010/01/los-reyes-magos-me-trajeron-un-perrito.html