Ladrido excesivo

A la mayoría de los propietarios de perros, sobre todo aquellos que viven en casas, les interesa que sus perros ladren ante la presencia de extraños. De esta manera se sienten protegidos por sus animales y, además, disuaden a potenciales ladrones de ingresar en sus domicilios. Sin embargo, si el ladrido de un perro no se produce en forma momentánea inducido por un estímulo externo amenazante, sino que es una constante, deja de ser una característica positiva para constituirse en un comportamiento indeseable, sobre todo para aquellas personas que conviven con sus perros en departamentos.

Si bien el ladrido de un perro es un comportamiento normal genéticamente programado, que cumple tanto las funciones de aviso o alarma para los miembros de un grupo de pertenencia como la de amenaza hacia extraños que intenten penetrar en su territorio, también puede ser emitido por muchas otras razones y en las circunstancias más diversas.

Una de las causas más frecuentes por las que un perro comienza a ladrar es la denominada facilitación social. Este término se utiliza para explicar aquellos comportamientos que un animal realiza cuando es estimulado por otro animal que ejecuta la misma conducta. Es habitual que cuando un perro del vecindario comienza a ladrar sea seguido por el resto de los perros del lugar.

Debido a que en la mayoría de los casos no es posible corregir la causa que origina el problema, una forma adecuada para revertir este comportamiento puede ser estimular al perro a realizar un comportamiento incompatible con el ladrido, como por ejemplo, pedirle que obedezca una determinada orden y premiarlo por su respuesta adecuada.

Por supuesto que es posible aplicar esta técnica si uno está presente cuando el perro comienza a ladrar. Por el contrario, si el perro se encuentra solo cuando es estimulado a ladrar por sus congéneres vecinos, nada se puede hacer para modificar la situación, salvo esperar a que el animal que dirige el “coro” decida dejar de ladrar.

Otra de las causas frecuentemente responsables del ladrido excesivo es la frustración social. Los perros son animales altamente sociales, que disfrutan de la compañía de sus dueños. Muchos propietarios les permiten a sus animales disfrutar de su compañía hasta que por alguna conducta indeseable del animal deciden encerrarlos. Esta actitud humana genera un gran desconcierto en el perro y, sumada a la frustración producida por la separación y la consiguiente soledad, induce a muchos perros a ladrar descontroladamente a fin de eliminar las tensiones. Por eso es tan importante acostumbrar a un perro desde su etapa de cachorro a quedarse solo en forma gradual a fin de evitar alterar su estado emocional en forma repentina.

Otra razón que induce a los perros a ladrar excesivamente es el aburrimiento. Cuando un perro está solo por varias horas se aburre y una de las actitudes que puede tomar ante esta situación es ladrar. Lo conveniente es tratar de no dejar solo a un perro por largos períodos o, cuando no hay más remedio, dejarle objetos que llamen su atención y que pueda morder a fin de que se distraiga.

Pero también en este punto el aprendizaje puede jugar un rol sumamente importante. Es común observar cómo un propietario termina haciendo lo que su animal pretende con tal de que haga un poco de silencio. Compartir la comida con él, dejarlo ir a dormir a la pieza con los chicos o salir corriendo a dar un paseo porque el ruido producido por el ladrido del animal se torna insoportable, son sólo algunos ejemplos.

Sin embargo, jamás hay que olvidar que los perros tienen una gran capacidad de aprendizaje y que rápidamente captarán que el mejor camino para obtener lo que desean será ladrar. Por eso es imprescindible evitar este comportamiento indeseable no “premiando” a un perro por emitir el ladrido.

Si esta conducta ya está instalada, uno de los mejores caminos a seguir será ignorarlo hasta que perciba que ladrar no le garantiza llamar la atención de su dueño, sino más bien todo lo contrario.

Fuente: perropedia